Kleimer Cruz: “Sin Rafael Marrero no estaríamos donde estamos”

Las historias de éxito comienzan donde menos uno se lo imagina: más que interesante la de Kleimer Cruz y Santy Fernández, de Bore Tech.

Kleimer Cruz: Vicepresidente de Bore Tech.

Escenario uno. 1994: un adolescente cubano llega a Miami en una balsa. Escenario dos. 2019: el mismo cubano codirige una compañía privada del top 500 de Inc. por estar entre las que más crece en todo Estados Unidos. El orgullo latino se siente. Kleimer Cruz, cofundador y Vicepresidente de Bore Tech Utilities & Maintenance, es un hombre de éxito.

Cuando Cruz llegó a suelo americano, con tan solo 13 años y en tan riesgosas circunstancias, estaba lejos de imaginar lo que el destino le depararía en el país de las oportunidades. Hoy, de conjunto con su excompañero de estudio y trabajo, devenido amigo de toda la vida, Santy Fernández, lidera una compañía millonaria que hace negocios con el Gobierno Federal.

La travesía hacia el éxito

De su arribo a costas miamenses, Cruz recuerda que llegó acompañado «de familiares y gente del barrio. Primero nos recogió un crucero; luego, nos trajeron a un guardacostas y de ahí, para Cayo Hueso. Ese fue el último día que recibieron a los balseros. En realidad, fuimos el último grupo antes de que empezaran a mandar a la gente para Guantánamo».

Acá lo esperaba su papá, que también vino en balsa unos meses antes, pero atrás quedaba su mamá, quien no pudo reunirse con él hasta el año 2002. Cruz reconoce que «al llegar aquí fue muy difícil» y que «el cambio fue muy drástico». Sin embargo, empezó en la escuela, en séptimo grado, «y a los 15 años ya estaba trabajando part-time».

Al cumplir los 18, comenzó a trabajar en Mas tec, la firma de infraestructura y construcción del también cubano Jorge Mas Canosa, y allí fue donde adquirió las habilidades de lo que es hoy: «Aprendí a manejar camiones, operar máquinas, lidiar con fibra óptica, instalar conductos, en fin, a trabajar duro».

Santy Fernández: Presidente de Bore Tech.

Toda esa experiencia, unida a ciertos vaivenes en trabajos y pequeños negocios propios que tuvo después, lo llevó a replantearse qué hacer. Y ahí fue donde entró Santy, el amigo de siempre con quien nunca perdió el contacto. En el año 2010, crearon KIS Underground, que todavía existe, y en noviembre de 2011, fundaron Bore Tech, que es la que tiene todos los contratos.

«Nosotros triunfamos cuando jóvenes en negocios independientes. Por inexperiencia, no nos fue bien con el tiempo. La economía no era la misma, y la cosa de tener y no tener nos llevó a esto. En realidad, la idea fue de él. Me dijo: “Vamos a hacer lo que mejor sabemos hacer: comunicación, tuberías, construcción ruda. Vamos a unirnos, que podemos hacer algo bueno”». Y así fue.

Cruz relata que, a principios, eran solo tres: su papá, Santy y él, pero que, con los años, el concepto familiar se mantuvo con la posterior incorporación al negocio de varios de sus familiares, tanto del lado de Santy, como del suyo. Sumando al grupo familiar, hoy la empresa cuenta con 67 empleados, todos con seguro médico y salarios anuales que van de los $40 mil dólares a los $115 mil.

Si tan bien les va a sus empleados, es porque esta compañía creció un 1.137% en los últimos tres años. Es decir, pasó de ganar $3.6 millones de dólares a $12.9 millones. ¿La razón principal? Hace negocios con el Gobierno Federal. ¿De la mano de quién? De Rafael Marrero, el más connotado experto en materia de contratos federales.

La asesoría oportuna

«Cuando nos lo presentaron hace unos años ‒relata Cruz‒ nos dijo lo que podía hacer por nosotros y nos enseñó cómo podíamos crecer organizadamente. Nos ayudó a diseñar el website, trabajó con nosotros en la marca, y en un año y medio, ya teníamos la Certificación MBE, que nos permite trabajar en la nación completa como compañía minoritaria. Ahora estamos en el último paso para tener el vendor ID de la Certificación DBE».

Rafael Marrero: Asesor de Bore Tech.

El autor del libro La salsa secreta del Tío Sam, también los introdujo en la Cámara de Comercio Hispana de EE UU. A raíz de eso, «tenemos meetings en Washington, Pennsylvania, Arizona; meetings que son muy buenos porque nos permiten relacionarnos con compañías nacionales».

Marrero igualmente los ayudó en la implementación de un plan de negocios SMART. «Ahí entra todo: organización, contabilidad, seguridad… Como compañía pequeña, de latinos, vivíamos un poco al día y, con eso, él nos ha enseñado a expandirnos, a estar organizados con todo para llegar a donde estamos hoy».

Y hoy no pueden estar mejor ubicados. Resulta que Bore Tech ha estado dos veces en el listado Inc. de las compañías privadas que más crecen en EE UU. En 2018, estuvo en el top 5000, y en 2019, se ubicó en el top 500. Obviamente, los reconocimientos le han llovido.

Tal como relata el ejecutivo, Marrero facilitó que el senador Marco Rubio reconociera dichos resultados. «Fuimos reconocidos en Florida por ayudar localmente a la comunidad. La bandera que se izó en el Capitolio el 1 de junio de este año, nos la dieron como un certificado. Fue muy gratificante».

Kleimer, Santy y Wendy Cabral, Directora de Ingeniería.

Desde que la compañía de Cruz y Fernández fue certificada, y hace negocios con el Gobierno, ha participado, como subcontratista, en cuatro contratos federales, que «son proyectos mayores, como, por ejemplo, la extensión del [expressway] Palmetto, desde la 88 [avenida] hasta Flagler St».

Gracias a Marrero, también ha logrado renegociar un contrato de fibra óptica, de tres años, con Crown Castle, compañía que maneja a T-Mobile y Verizon. «Nosotros fuimos a hacer el nuevo contrato. Pensamos que podíamos hacerlo solos, pero no funcionó: tuvimos que acudir a él. Y cuando vino con nosotros, terminamos cogiendo un precio mejor del que pensábamos».

En la actualidad, Bore Tech atiende a los condados de Miami-Dade y Broward. Su meta para los próximos cinco años, es cubrir el estado de Florida completo. «Estamos aprobados para hacerlo ‒sostiene Cruz‒ pero para expandirnos, es poco a poco. El paso a seguir después del estado, es salir a otros, como Arizona, Tennessee, North Carolina».

El empresario de 38 años concluye que, en su empresa, «compartida a la mitad con Santy», son una unión. «No soy yo: somos todos. Gracias a ellos hemos podido crecer». Y en cuanto a Marrero, «no es lo que ha hecho: es lo que está haciendo por nosotros. Si él no llega a estar ahí, no estaríamos donde estamos».

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